Eran una familia humilde de una pequeña ciudad. El padre trabajaba en la construcción y la madre se ocupaba de la casa. Este matrimonio tenía dos hijos mellizos de 11 años que iban a un colegio de no muy buenas condiciones cerca de su casa. Se llevaban muy bien con todo el vecindario.
El único problema era que eran JUDÍOS y por aquellas épocas y por aquel país ,Alemania, no estaba muy bien visto ser judío.
Tuvo que ser uno de sus vecinos el que les delató y un día por la mañana, una mañana de sábado, los nazis llamaron a su puerta y se los llevaron a un campo de concentración.
Siempre que llegaban a un sitio de estos separaban a los niños de los padres, pero esta vez fue diferente. Mientras iban hacia allí en una furgoneta, de pie durante tres días, ocurrió que el automóvil se quedó sin combustible por lo que el que conducía les dejó solos en la furgoneta mientras iba a por un poco de gasolina.
Mientras él hacía eso, esta familia y otras tantas que iban en esa furgoneta, escaparon y consiguieron despistar al que conducía la furgoneta.
Caminaron durante días sin apenas comer ni beber nada y encontraron un caserío en el campo donde pudieron rehacer sus vidas.
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